Choqué contigo en un semáforo en rojo.
Yo iba acompañado a mi manera y tú a la tuya. El primer sonido timbral marcó la espectativa de la duda que nos concernía a los tres que formábamos mi grupo.
Días después toda duda fue resuelta con un solo gesto tuyo y con una sola mirada mía. Ahora, que me siento tan cerca de ti y a la vez tan distante, desespero en mi hondanada de incertidumbre.
Suena igual tu voz; no importa el espacio que nos separe, porque sé que eres auténtico y porque me lo demuestras cada momento que paso a tu lado con la expresividad certera de tu rostro, de tus ojos, tus labios, tus manos... Y tu tacto.
Hoy ha habido una crisis en mi ser. Hoy has conseguido volverme loco. Hoy, has cambiado los sentimientos de un hombre cualquiera. Hoy. Bonito día que recordar. Hoy. Hoy que pierdes los segundos recorriendo mi mente y mis pensamientos. Hoy me he percatado de que todo esto tiene un significado para mí.
¿Lo tendrá para ti? Eso pertenece a mis competencias. Tendré que hacer uso de ellas.